PRESENTACIÓN DEL BLOG

Saludos a todos aquellos que se hayan decidido a entrar y curiosear en este blog.

Aquí voy a hacer públicos mis escritos, cuentos cortos, relatos, novelas, historias, y todo aquello que se me ocurra.

Sólo espero que al menos sirva para haceros dormir...




lunes, 12 de diciembre de 2022

DESTINO FATAL

 

Sé que no resistiré mucho tiempo más y que mi muerte es inminente. 

No puedo luchar contra mi destino. Siento como el frío ha penetrado hasta lo más profundo de mi cuerpo y mi piel empieza a estar cubierta por una fina capa de hielo.  El daño ya es irreversible.

He hecho todo lo posible para evitar que me encierren en este armario, a veinticuatro grados bajo cero, pero ellos son más fuertes que yo y no he podido hacer nada.

Recuerdo que esta misma mañana estaba con mi madre, mis hermanos y  mis compañeros, disfrutando de un plácido día de verano.

De repente llegan unas personas extrañas y, sin ningún tipo de miramiento, nos obligan a salir del tranquilo lugar donde nos encontrábamos y nos llevan a una gran sala. Brilla una potente y deslumbrante luz blanca que se refleja en las paredes, enladrilladas de arriba a abajo.

La sala está llena de armarios y máquinas que nosotros no hemos visto nunca. 

Nos hacen ir de un lado a otro, nos bañan y nos desinfectan, y nos cambian de armario cada pocos minutos, hasta hacernos perder todo sentido de la orientación.

Separan madres, hijos, hermanos y amigos y nadie se digna decirnos qué tienen pensado hacer con nosotros. Por fortuna no estoy solo. Veo a muchos más que están en mi misma situación y hacemos piña, en un desesperado intento de darnos ánimos. Pero no tardamos en comprender que nuestro futuro es muy incierto.

Pasamos un par de horas todos juntos encerrados en un gran armario, en el que no entra ni el más mínimo rayo de luz. Cada pocos minutos abren las puertas, se enciende la luz y sacan a unos cuantos de nosotros. No tenemos ni idea de qué sucede con ellos, puesto que ninguno de ellos regresa.

En el momento en que me cogen a mí, junto con unos cuantos compañeros, veo con horror que no muy lejos, en orto grupo, están mis hermanos y un par de amigos que conozco de toda la vida. Sus rostros lo dicen todo.

Intentan con desesperación evitar ser empujados por esos seres sin escrúpulos, pero nada pueden hacer. Poco a poco, uno tras otro, los hacen caer a un gran pozo lleno de agua hirviendo.

Veo sus ojos, desorbitados por el pánico, y percibo sus gritos de agonía. 

Me siento impotente al ver como todo el grupo desaparece sin poder hacer nada para evitarlo. Este siniestro pozo humeante los engulle sin piedad, y por unos momentos el horror paraliza todo mi cuerpo. Pero nada puedo hacer para evitarlo.

El espectáculo es macabro y presiento que éste será el fin que nos espera a todos. 

Llega el turno a mi grupo. Nadie sabe qué tienen preparado para nosotros y el terror y la desesperación de apodera de nosotros.

Desesperado por salvarme y ayudar a los demás hago un esfuerzo supremo por liberarme y huir.

En un descuido de mis carceleros, me separo del grupo, me tiro al suelo, y ruedo sobre mí mismo.

Intento pasar desapercibido, pero me encuentran en seguida.

A pesar de todo lo que les hago correr y el trabajo que han tenido para encontrarme, al final me arrinconan, me apresan y me vuelven a juntar con el resto de mis compañeros. 

Aun me parece sentir la la presión de aquella enorme mano sobre mi cuerpo, y aquellos dedos tan fuertes y poderosos, ciñéndose  como una tenaza, aprisionando sin compasión mis músculos hasta casi rasgar mi piel.

Los veo como siguen con lo que tenían entre manos sin casi inmutarse.

En un momento la situación parece dar un giro inesperado y nuestro destino no parece ser el pozo de agua hirviendo. 

A nosotros nos introducen en un armario donde, a primer golpe de vista, parece que el frío es el dueño absoluto del lugar. Junto a la puerta de entrada un termómetro indica que a nosotros nos esperan unos gélidos -24º.

Mientras entramos todos e intentamos acomodarnos en este inhóspito lugar,  puedo echar un breve vistazo al interior. El espectáculo es estremecedor. Otros grupos de compañeros ya han sido encerrados, y por su aspecto parece que ya llevan horas, o días, en estas condiciones. El frío ha acabado con sus vidas y con sus esperanzas e ilusiones. Todos están acurrucados los unos con los otros, intentando evitar que el frío mortal penetrara en sus cuerpos. Pero todo ha sido inútil. Con estas temperaturas, en unos pocos minutos el cuerpo se congela. No tenemos salvación. Nadie nos va a ayudar. Nuestro destino ya está escrito.

Nos hacen entrar bruscamente, sin miramientos ni compasión, cierran la puerta y de nuevo nos envuelve la oscuridad más absoluta.

Las paredes están heladas, y el contacto con el suelo se hace muy doloroso.

Sé que no resistiré mucho más  tiempo y que mi muerte es inminente. 

Me rindo a la evidencia de que ha llegado nuestra hora. Todos nuestros sueños de futuro se funden con esa neblina helada hasta que, poco a poco, vamos cediendo y nos vamos abandonando a nuestra suerte y a nuestro destino fatal. Poco a poco el frío extremo nos envuelve y nos cubre con un manto de escarcha y muerte.

Ya no me queda aliento para resistir más. Mi último pensamiento es para mi madre, para el sol que nos calentaba, y para mis hermanos y amigos que ahora se encuentran en la misma situación que yo.

Todos estamos llegando a nuestro fin.

Claro que, cuando has nacido siendo un guisante, poca cosa más puedes hacer...