PRESENTACIÓN DEL BLOG

Saludos a todos aquellos que se hayan decidido a entrar y curiosear en este blog.

Aquí voy a hacer públicos mis escritos, cuentos cortos, relatos, novelas, historias, y todo aquello que se me ocurra.

Sólo espero que al menos sirva para haceros dormir...




jueves, 17 de noviembre de 2022

VACACIONES EN AUTO CARAVANA


¡Por fin han llegado las tan esperadas vacaciones! Y se me ha ocurrido que podría organizar una salida con mi mujer, en la auto caravana. Los dos solos, como cuando estábamos recién casados. 

En los últimos años nuestra relación parece haberse enfriado un poco. Ya se sabe, el trabajo, los hijos, los problemas… Es muy difícil encontrar tiempo para hablar y disfrutar de pequeños momentos de tranquilidad. Unos días para nosotros no nos vendrán nada mal. 

Los dos solos, disfrutando de paz y tranquilidad...

—Cariño, ¿nos vamos unos días de vacaciones en la auto caravana? Como cuando éramos jóvenes. Los chicos ya son mayores y se pueden apañar solos. Lo pasaremos bien...

—Ya había pensado en hacer alguna una salida. Pero vendrá mi madre...

—¿Tu madre? ¿No se quedaba en casa de tu hermana hasta fin de mes?

—Sí, pero ya sabes que mi hermana no sale nunca de casa, y sé que a ella le gustará venir de vacaciones con nosotros. También se merece disfrutar un poco. ¿Recuerdas aquel pueblo donde estuvimos hace cuatro años, donde había aquel gran salto de agua? Le gustará mucho verlo. Es muy tranquilo y le sentará bien un poco de aire fresco. Podemos pasar allí unos días. Y con la auto caravana no tenemos que preocuparnos por el alojamiento.

—¿Tu madre en la auto caravana? Y ¿Por qué no buscamos un hotel o una pensión? Así ella podrá estar tranquila en una habitación, mucho más cómoda. (Desesperado intento por mi parte para conseguir unas noches a solas con mi mujer)

—Ni hablar. Se sentiría muy sola. ¿Y si necesitara algo a media noche? Ya lo tengo todo pensado. Iremos en la auto caravana. 

Los desafiantes ojos negros de mi mujer clavados en los míos me confirman que está todo dicho y que cualquier intento de cambiar su decisión es inútil.

Ya puedo olvidarme de estar a solas con ella, olvidarnos del mundo y dejarnos llevar por nuestros instintos…

Empezamos a hacer los preparativos.

Todo a punto. La auto caravana, mi mujer, su madre, el equipaje... ¡Dios Santo! ¿Qué son tantas maletas? ¡Si sólo vamos a estar una semana!

—Bueno... Ya conoces a mi madre. Le gusta tener a mano todo aquello que pueda necesitar. No te preocupes. Ya lo organizo yo.

—No sé cómo vas a meter todo esto en la auto caravana. 

Bueno, me queda la esperanza de que no quepa su madre...

Pero, como por arte de magia, entre las dos consiguen meter todos los bultos  en el porta-maletas del vehículo y ocupando todos los armarios y cajones de la auto caravana. Los suyos, claro…

—Cielo, mi bicicleta… ¿La has sacado tú del porta-maletas?

—Sí, claro. No pensarías irte por ahí con la bicicleta y dejarnos a las dos solas. ¿Y si hay una emergencia? No sé… mi madre se puede poner mala, o puede acercarse algún desaprensivo con vete tú a saber qué ideas… Tú tienes que estar con nosotras para protegernos. Así caben las cosas de mi madre. Nos hemos limitado a cargar sólo lo que vamos a necesitar.

“Sólo lo que vamos a necesitar...” Tres maletas de las más grandes de mi suegra junto un par de bolsas con el ventilador para los sofocos, secador para el pelo, plancha, y ya dejo de mirar para que no me dé un ataque. Otras tres maletas igual de grandes de mi mujer, y la bolsa de viaje chiquita para mí. Como yo me apaño con un par de pantalones y un par de camisetas... Muy bien equilibrado, sí señor. La bicicleta no, la cesta con los bártulos de pesca no, mi tumbona no...

Levanto el dedo índice en un intento de alegar que… Qué mas da, lo que intente alegar. De nuevo su desafiante mirada me hace desistir de llevarle la contraria.

A primera hora de la mañana iniciamos la marcha y a la media hora mi suegra tiene pis.

—Cielo, ya sabes que mi madre es muy mayor y tiene problemas de retención de orina.

¡Veinte paradas he tenido que hacer hasta llegar a destino!

Entre hacer pis, que tengo que parar la auto caravana para que no pierda el equilibrio y se caiga y que me amenaza de hacérselo encima, la necesidad de estirar un poco las piernas, por sus varices, claro, que no le permiten estar mucho rato sentada en la misma posición, los miradores, iglesias y ruinas que no se pueden pasar por alto sin visitar y fotografiar, y otras muchas cosas, el viaje se ha hecho eterno.

Ya en destino, a medio día nos preparamos para comer. Supongo que unos bocadillos o algo preparado, no sé. Lo han organizado todo ellas. Pero veo que mi mujer empieza a sacar bolsas con verduras, patatas, carne, los cacharros de cocina y se dispone a cocinar.

—¿Cuántos seremos a comer? Pregunto irónicamente ante tan singular despliegue de preparativos.

—¡No seas insolente! Ya sabes que mi madre necesita comer bien. No le puedo preparar cualquier cosa y que le siente mal.

De nuevo prefiero callar. Al menor comentario mi mujer me saca los ojos…

No puedo negar que la comida ha estado muy bien. Y el trabajo que he tenido luego fregando platos, cacharros y más cacharros también. No sabía que hubiera tantos en la auto caravana...

—Tendrás que cooperar en algo ¿No? ¿No querrás que lo haga ella, con la artrosis que tiene? Yo ya he hecho bastante preparando la comida. Y no hagas mucho ruido que nos vamos a descansar.

Y mientras ellas duermen la siesta, yo a fregar. Porque claro, hay que hacerlo ahora mismo. Si se deja todo para lavarlo más tarde, los restos de comida se quedarán secos y pegados a los cacharros. Y pueden criar gérmenes y bacterias, y luego su madre podría enfermar...

Por la noche intento alojar a mi suegra en el sofá cama de la auto caravana. De este modo nosotros podremos tener un poco de intimidad en nuestra cama grande. Sigo empeñado en disfrutar de algún rato para nosotros solos. Aunque creo que va a ser muy difícil.

—¡De ningún modo! Mi madre y yo dormiremos en la cama grande. Ella necesita una cama cómoda y no querrás dormir tú con ella...

¡Ya sería lo último!

Por lo tanto, yo al sofá cama de la auto caravana. Y ellas dos a la cama grande.

¡Menuda nochecita! He perdido la cuenta de las veces que se ha levantado mi suegra a orinar. Por los problemas de retención, claro. Y no va a ir al lavabo a oscuras, para tropezar con algo y caer...

Y ¡Cómo ronca! ¡Parece una locomotora!

Como es de suponer, por la mañana yo no puedo ni abrir los ojos del sueño que tengo.

Y mi mujer y mi suegra, a primera hora, ya están en pie.

—¡Vamos a ver la salida del sol! Venga, acompáñanos, que las vacaciones son para disfrutarlas.

¿Disfrutarlas? Sí, claro...

Menos mal que, al tercer día, un desafortunado incidente nos ha hecho volver a casa. Una avería en la nevera. 

—¡Cielos! ¡Qué horror!

Mi mujer me mira con la nevera abierta y una bandeja de carne en la mano. Por su nariz arrugada y su mueca de asco, adivino en seguida cual es el problema.

—La nevera… no enfría.

—No te preocupes. Será un mal contacto…

Me paso una hora montando y desmontando piezas y no hay manera de que funcione.

—Cariño, creo que es una avería grave. Se ha perforado el circuito de refrigeración y por eso no enfría. Tendremos que regresar a casa y avisar a un técnico.

—¿No puedes arreglarla?— me pregunta con tristeza — ¡Con lo bien que lo estábamos pasando! 

La desilusión se refleja en su rostro y el de su madre.

—Qué pena. Lo estábamos pasando muy bien, los tres…

—Sí, es una pena. Pero no podemos estar sin la nevera. Con este calor la comida no aguanta ni unas horas sin que se estropee. Y ¿No querrás que tu madre coma algo en mal estado y se ponga enferma? Lo mejor es regresar a casa. Podemos volver otro año…

No puedo evitar sentir una punzada de culpabilidad al recordar lo fácil que me ha sido cortar un pequeño tubo del circuito de refrigeración con unos alicates e inutilizar la nevera.

Pero un gran alivio me invade por dentro.

Tendré que avisar a un técnico para que venga a reparar la nevera, pero cualquier cosa es preferible a dormir en el sofá cama de la auto caravana, sin mi mujer a mi lado, aguantar las noches de insomnio, levantarme a primera hora de la mañana con los ojos hinchados de no dormir y sólo para ver salir el sol y encima pasarme las tardes fregando cacharros y más cacharros…


No hay comentarios:

Publicar un comentario